lunes, 30 de agosto de 2010

LAS CAMPANAS


Las campanas daban cuenta de todo y a todas horas un buen limeño se informaba por el número de los repiques del metal del bronce que sonaba, en qué parroquia había procesión o trisagio o qué vecino ilustre había muerto en la ciudad. Así "La Mónica" de San Agustín debió hacer el papel del Comercio y fue una indudable antecesora de nuestra prensa de oposición.
Cuentan que una vez sonaron las campanas,se sabia que siempre que pase el virrey tenia que sonar las campanas ,pero aquella vez el virrey tenia problemas de falda.
El ministro Monteagudo, que debió tener el sueño ligero se vio obligado a dar un decreto contra las campanas, prohibiendo los repiques por cualquier quisicosa. El decreto levantó gran polvareda, contribuyendo a la impopularidad del ministro que así atacaba las costumbres, pero hubo de cumplirse en todos los conventos, menos en el de Jesús María, por la sencilla razón de que era el único que en aquella época no tenía campanas. Poca falta hacían ya las antiguas y alborotadas noticieras treinta años hacía que los limeños, obsesionados por la ilustración habían dado en la manía culta de anunciarlo todo por hojas impresas.

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